Foto: Facebook Mauricio Kuri

 

PRIMERA CAÍDA.

¿Quién iba a decir que las campañas electorales serían el remedio de la pandemia de Covid-19? Pues al parecer, ni tardo ni perezoso, el bicho les dio tregua a los grises candidatos de la capital de la quesadilla con queso (dígase Querétaro) para que hicieran y deshicieran a su antojo al electorado tan razonado e inteligente como para andar acudiendo a los mítines a recibir su gorra, su sombrilla o su cubrebocas. HERMOSO.

Foto: Facebook PAN, PRI, PRD, MC

Propuestas genéricas, candidatos en blanco y negro, campañas más somníferas que el Canal del Congreso…Y si cree que los candidatos al Gobierno de Querétaro y municipios de la Zona Metropolitana andan de mal en peor, los que buscan ser diputados federales les dicen quítate que ahí te voy, pues hasta andan prometiendo infraestructura y apoyos sociales como si fueran Santa Claus, mientras que las propuestas legislativas, bien gracias. ¡Piquete a los ojos!

 

SEGUNDA CAÍDA.

Y cuando creímos que lo peor de la época era el bombardeo político de las campañas, llegaron las lluvias atípicas a reclamar su lugar. Ya entrados en temporada, el agua dejó ver el inútil trabajo que han hecho los funcionarios (y exfuncionarios ahora convertidos en celebres y tiktokeros candidatos) en esta cuestión, pues fueron suficientes unos cuantos minutos de intensa lluvia en estos días para que algunas partes de la Zona Metropolitana de Querétaro (ZMQ pa´ los cuates) se convirtieran en lagos.

Y mientras los trabajadores operativos (esos que sí trabajan) estaban destapando cuanto agujero había para que se fuera el agua, los de pantalón largo le echaban la culpa a la basura de los ciudadanos, que, por cierto, es un pretexto creíble y en una de esas, hasta verdadero. Por lo pronto, a cargar la sombrilla y a rezarle a San Isidro Labrador, por aquello de las perras dudas. ¡Costalazo de la tercera cuerda!

 

TERCERA CAÍDA.

Y pues nada, que este fin de semana la maquinita del Cruz Azul volvió a llenar de júbilo los corazones de esa afición tan dañada en lo sentimental como bote de yogurt en el refrigerador.

Con apenas un gol mandaron a su casa a los Tuzos de Pachuca que se quedaron con las ganas de alzar la copa, pero sin su afición, pues el agandalle que hicieron al sobrellenar su estadio Hidalgo en plena época de pandemia en el juego de ida de la semifinal, obligó a sus directivos a comprometerse a cerrar sus puertas si llegaban a la final. Ahora ni una ni otra. Ojalá y esta sea la buena para el Azul, porque 23 años sin ser campeón en lugar de ser una maldición, parece una penitencia. ¡Espaldas planas, una, dos y treees!

 

 

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