Fernanda Contreras Gómez (San Luis Potosí, 1997), primera mexicana en Wimbledon en 26 años, no se podía quitar la sonrisa de la cara tras debutar en Wimbledon. Perdió, ante una jugadora mucho más experimentada como Magda Linette, pero se marchó con una de las experiencias más bonitas de su vida y un homenaje a su abuelo, Pancho Contreras.

 

El mayor de los Contreras implantó el gusto por el tenis a su nieta cuando le hablaba de Wimbledon y de sus fresas con nata en las comidas de navidad. Pancho había jugado Wimbledon en 1958 y llegó a las semifinales del dobles mixto. Esta semana, vio a su nieta seguir sus pasos en el All England Club, más de sesenta años después.

 

Fernanda Contreras, que está asesorada por Emilio Sánchez Vicario y que en un mes ha jugado en Roland Garros y Wimbledon, algo impensable hace no tanto, atiende a Efe tras su debut en el Grand Slam londinense.

Pregunta: ¿Cómo ha sido la experiencia de jugar en Wimbledon?

 

Respuesta: Ha sigo magnífico, aunque el resultado obviamente no ha sido lo que me hubiera gustado. Pero no me importa tanto. Es más importante que me pude concentrar en las cosas que puedo controlar, mi actitud fue muy positiva, aunque hoy sentí que fue un día que no jugué mi mejor tenis. Sentí que estuvo bien mi esfuerzo. Estuvo padrísimo poder estar aquí. Es uno de los torneos más especiales del mundo.

 

P: Tiene que ser un momento muy mágico para usted que hace no mucho estaba jugando tenis universitario.

 

R: No nos tenemos que ir muy atrás. Si me hubieras dicho esto hace un año o tres meses y te hubiera dicho: «me muero de felicidad». Solo estar en el cuadro principal para mí es un sueño completado. Lo bueno es que ahora que estoy aquí me doy cuenta de que puedo llegar más lejos, que puedo enfocarme en cosas que puedo arreglar. Hay aspectos en mi juego que tienen potencial y que podemos trabajarlo. Ahora tengo que hablar con Christo y Emilio a ver qué opinan y cómo seguir para adelante.

 

P: Comentaba Emilio (Sánchez Vicario) que a él le sorprendió cómo usted apunta todo cuando él le explica cosas.

 

R: Emilio es un superjugador, una superpersona. Es extremadamente amable, es un tipo de persona que no te trata diferente si eres un principiante o si eres el mejor del mundo. Te trata igual. Te da el 100 % de esfuerzo. Le he visto con niños de cuatro años, con señores de 80 y a todos les trata igual. Es un ejemplo a seguir.

 

Me encanta porque sabe muchísimo de tenis y la forma en que ve el tenis es diferente a lo que yo sabía de pequeña y cuando jugaba en la universidad. Me sentía como si estuviera en un curso avanzado de tenis, como en un curso para profesionales. Sentía que tenía que apuntarlo todo, que si no entendía algo luego le podía preguntar, pero si lo tengo escrito puedo repasarlo, acordarme de qué dijo…

 

P: Sánchez Vicario decía que a usted le viene de ser ingeniera, de ser una persona muy estructurada.

 

R: La escritura me ayuda mucho porque así he sido desde que era muy chiquita e iba a la escuela. Escribes, apuntas, haces escritos, estudias… Cuando haces un proyecto tienes que ponerlo por escrito. Qué vas a hacer, qué has hecho, cómo, para poder replicarlo después. Así aprendí en la universidad. Qué materiales voy a utilizar, cómo los voy a usar, en qué orden… A mí me ayuda mucho en el tenis, porque hoy, por ejemplo, escribí qué pasó en el partido y luego puedo regresar y ver qué hice bien, en qué momentos puedo mejorar.

 

P: Y además va a publicar una novela. ¿Cómo ocurrió?

 

R: Mi mamá es ingeniera, entonces por eso también fue más fácil estudiar una ingeniería porque desde pequeña la veía trabajar en ello. Me explicaba muy paciente cómo funcionaban las cosas, teníamos conversaciones muy abiertas en las que me preguntaba por qué pensaba que los mecanismos funcionaban de una manera u otra. Pero no me forzaba a ello, por eso me gustó.

 

Pero siempre también me gustaron las historias; me encanta leer. Me gustan las historias, la escritura creativa. Lo saqué de la otra parte de la familia, pero nunca sentí que tuviera mucho tiempo para ello. Estaba en la universidad estudiando, a la vez que era atleta; me metía en muchísimos clubes, estuve en uno de proyectos para ayudar al medioambiente, fui presidenta de otro club… Siempre estaba muy ocupada. Hasta que llegó el covid.

 

Con el covid no tenía nada que hacer. Fue coger a alguien que se pasa trece horas del día haciendo algo y ponerlo en un cuarto sin que pueda hacer nada. Ahí me entraron ganas de hacer algo nuevo, que siempre había querido intentar. Y me encantó.

 

P: ¿De qué trata el libro?

 

R: Va sobre mitología y ficción. Eventos concurrentes que están pasando ahora. Es como las novelas de Dan Brown. Empieza con mucho misterio, con mucha adrenalina. Los personajes son de ficción, pero hoy en día. Es muy descriptiva, por eso tardé mucho en escribirlo. Como ingeniera quería que estuviera todo perfecto.

 

P: ¿Cómo le ha influido su abuelo?

 

R: Mi abuelo está muy feliz por mí, porque haya otro F. Contreras en Wimbledon. Siempre nos ha querido a los nietos que hiciéramos lo que quisiéramos, no esperaba que fuéramos campeones o no nos quería. Siempre nos ha querido tal y como fuéramos. Eso es lo padre.

P: ¿Ha podido ver su abuelo el partido?

 

R: No creo, porque está ya muy mayor. Tiene 88 años y está en cama. Está un poco mayor, pero tal vez le enseñaron algún vídeo y pudo verme un poco. Siempre me felicita por videollamada, eso sí lo hace.

 

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