El aparato portugués va de dos, dos. Portugal ya está en la siguiente ronda al derrotar 2-0 a Uruguay, que parece despedirse de la Copa del Mundo.
Los lusitanos se van con seis puntos en el Grupo H, y ante Corea del Sur, si ganan, pueden cerrar una primera fase perfecta, en tanto que los uruguayos se quedan con un solo punto, sin marcar un gol y ante Ghana se jugará la vida que les queda.
Pero a pesar del triunfo, de las dos victorias en fila, Portugal no se ve como candidata a coronarse en el Mundial qatarí, simplemente porque no juegan como conjunto.
Portugal es una sinfónica con muchos solistas que intentan tocar una misma canción. Lamentablemente no tienen el ritmo, el compás, la cadencia para que su futbol suene a una melodía exitosa. Es puro ir al frente, en línea recta quizá.
Uruguay es mucha garra y un toque de inspiración. Cada vez que Diego Godín toma la pelota es un homenaje a los guerreros de antaño, comenzando con Obdulio Varela, terminando con él mismo. Uruguay juega a que no le hagan daño, así le gusta.
Los papeles están más que dados y puestos en la novela.
Uruguay se siente menos en la segunda parte, la garra charrúa se convierte en hacha, los portugueses resienten los golpes, menos el intocable Cristiano.
El juego entra en un remanso, tanto que un invasor con bandera con los colores del arcoíris cruza el campo tratando de llamar la atención. Acto seguido Bruno Fernandes manda el balón al centro del área donde Cristiano se levanta para tocar o no tocarlo, pero este entra a la portería de Rochet (55’). El gol lo festeja el ídilo pero la FIFA se lo da a Fernandes.
Uruguay muy a su manera se despierta. Comienza a dar vistas de que también sabe atacar. Pepe y compañía ponen atención a lo que viene; Cristiano, hambriento de gol, quiere anotar a toda costa.
Y Diego Alonso manda a la cancha a Luis Suárez y saca a Cavani ante la incredulidad de todos los uruguayos en el estadio.
Uruguay evoluciona: Matías Vecino manda una pelota al poste; Luis Suárez falla en el área chica y aún quedan minutos de juego. Valverde falla un mano a mano con el portero portugués Costa.
Cristiano se fue y Pepe tomó el gafete y el liderazgo. La defensa se volvió el punto fuerte de Portugal que en una descolgada recibió su recompensa con un penalti vía VAR, previa mano que Bruno Fernandes hizo gol (90’).
El cambio en la dirección técnica de Uruguay fue perfecto, hasta que comenzó la Copa del Mundo, Diego Alonso deberá explicar el por qué dejó fuera a Luis Suárez de la titularidad en este juego y por qué sacó a Cavani cuando lo que se necesitaban eran goles. Ahora los orientales van por el milagro, pero con la pólvora mojada, se ve complicado que enciendan algo.
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