Sevilla protagonizó una jornada inolvidable en el Ramón Sánchez-Pizjuán al imponerse 4-1 al Barcelona, rompiendo el invicto de los azulgranas y firmando su primera victoria de liga ante ellos desde 2015.

Con un planteamiento colectivo sólido, el equipo dirigido por Matías Almeyda aprovechó los espacios, mostró intensidad y castigó cada error defensivo del rival.

El primer golpe lo dio Alexis Sánchez al minuto 13 desde los once pasos, luego de una polémica intervención del VAR tras una falta sobre Isaac Romero en el área.

Acto seguido, Romero amplió con un contragolpe letal y demostró que Sevilla no solo saldría a contener, sino también a atacar.

Barcelona reaccionó justo antes del descanso con un gol de Marcus Rashford, que permitió soñar con una remontada.

No obstante, el segundo tiempo fue un cúmulo de desajustes bajo el mando blaugrana. Lewandowski falló un penal decisivo en el minuto 76 que pudo cambiar la historia del partido.

Sevilla, lejos de conformarse, sentenció con dos tantos más: José Ángel Carmona y Akor Adams, este último en tiempo de compensación.

Para el Barcelona de Hansi Flick, el revés no solo es un golpe al orgullo, sino también un recordatorio de sus flaquezas defensivas y falta de contundencia en momentos clave.

Flick admitió que el primer tiempo fue “muy pobre” y valoró la reacción en la segunda parte pese al resultado.

También defendió su sistema táctico, asegurando que las fallas fueron individuales más que estructurales.

Este triunfo eleva al Sevilla en la tabla, le da un plus anímico enorme y envía un mensaje claro: bajo el mando de Almeyda, el proyecto andaluz busca recuperar protagonismo en LaLiga.

Para el Barcelona, el inmediato descanso internacional será clave para ajustar planteamientos, regenerar confianza y encarar el tramo decisivo de la temporada.

En suma, no fue sólo una victoria: fue una declaración de intenciones del Sevilla y una llamada de alerta para un Barcelona que hasta ahora caminaba con paso firme.

Facebook Comments