La selección mexicana sumó este jueves una nueva y dolorosa decepción ante Estados Unidos y sufrió una goleada por 3-0 en las semifinales de la Liga de Naciones de la Concacaf en Las Vegas.

La ‘maldición’ frente a EE.UU. continúa para México, que firmó una triste actuación este jueves y que no doblega a su gran rival desde hace casi cuatro años ya que en sus seis últimos enfrentamientos acumula un deprimente balance de dos empates y cuatro derrotas (incluyendo las finales perdidas de 2021 de la Copa Oro y la Liga de Naciones).

EE.UU. defenderá el título de la Liga de Naciones el domingo ante Canadá, que derrotó por 0-2 a Panamá, tras una semifinal muy bronca en la que ambos equipos acabaron con nueve jugadores por las expulsiones con roja directa de Weston McKennie y Sergiño Dest en los estadounidenses y de César Montes y Gerardo Arteaga en los mexicanos.

Esas cuatro rojas llegaron en una segunda mitad repleta de polémicas entre los jugadores y en la que además se escucharon de forma repetida gritos homófobos desde la grada, lo que llevó, siguiendo el protocolo establecido, primero a la suspensión momentánea del encuentro en el minuto 90 por el árbitro y a la finalización del duelo poco después cuando todavía quedaban unos minutos de descuento.

Ese lamentable final cerró una abultada derrota de México que deja muy tocado el proyecto del argentino Diego Cocca, quien asumió en febrero el banquillo mexicano sustituyendo a su compatriota Gerardo Martino.

Christian Pulisic, con un doblete, y Ricardo Pepi anotaron los tres goles de EE.UU. ante un combinado mexicano sin personalidad ni capacidad de reacción y cuyo único tiro a puerta de la velada llegó en el minuto 76.

Pulisic fue el referente de la contundente ofensiva del equipo de las barras y las estrellas y volvió a sentenciar al combinado mexicano, que precisamente perdió la final de la Liga de Naciones en 2021 por 3-2 con un tanto de penalti y en la prórroga del atacante del Chelsea.

Con la Copa Oro también en juego este verano, el dominio de la Concacaf resulta especialmente codiciado por México, EE.UU. y Canadá de camino al próximo Mundial, que organizarán en 2026 y de forma conjunta estos tres países.

Con un gran ambiente en el estadio de Las Vegas Raiders de la NFL (61.000 espectadores, según la retransmisión televisiva, con evidente mayoría mexicana), el duelo empezó con un ritmo trepidante, tanto que Pulisic para EE.UU. y Uriel Antuna para el Tri por poco abren el marcador cuando aún no se habían jugado ni cinco minutos.

Ninguno de los dos equipos dudó en lanzarse al ataque, especialmente con transiciones veloces y aprovechando los espacios.

En uno de esos contraataques furiosos, Pulisic firmó una magistral internada por la banda izquierda en el 23, llegó al área y recortó a ‘Memo’ Ochoa pero falló cuando lo tenía todo a favor para marcar.

El capitán estadounidense erró esa clara ocasión pero no perdonó en la siguiente que tuvo.

Así, Pulisic fue el más listo en un balón dividido en la frontal del área mexicana y cruzó el esférico ante Ochoa para adelantar a unos estadounidenses más afilados en ataque.

El conjunto mexicano fue de más a menos en la primera mitad y, aunque llevó cierto peligro por los costados, se fue al descanso sin tirar ni una sola vez a puerta.

Peor aún fue su arranque de la segunda mitad, ya que Tim Weah entró como un puñal por la banda derecha y sirvió un centro perfecto en el 46 para que Pulisic sellara su doblete.

Con la selección mexicana entre frustrada y desorientada, el partido perdió el norte y ambos equipos se enfangaron en una segunda mitad muy espesa, sin fútbol y con broncas constantes.

Así, Montes se fue a la calle en el 69 tras una fea patada por detrás a Folarin Balogun, que debutaba como ariete de EE.UU.

En la multitudinaria tangana entre ambos conjuntos también vio la roja McKennie, que dejó una de las imágenes de la noche con la camiseta rota y besándose el escudo estadounidense.

Solo quince minutos después, Arteaga -quien solo llevaba ocho minutos en el campo- y Dest también se marcharon a la ducha por un nuevo rifirrafe ya cuando el árbitro salvadoreño Iván Barton había perdido el timón de un encuentro que acabó con nueve tarjetas amarillas y cuatro rojas.

Poco antes había marcado el tercero Pepi, pero apenas fue una anécdota en una segunda parte turbulenta que tuvo 12 minutos de descuento y en la que el partido fue finalmente suspendido antes de hora debido a los vergonzosos gritos homófobos que se escucharon en las gradas del Allegiant Stadium.

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