Partido de máxima tensión entre Croacia y Brasil en los cuartos de final del Mundial de Qatar, que se resolvió de la única forma posible estando Croacia involucrada en la eliminatoria: los penaltis. Fue mejor Brasil, bastante mejor, más incisiva, incluso se gustó, y Neymar hizo un gol antológico para empatar a Pelé que parecía estar destinado a ser el definitivo. Una contra aislada devolvió la vida a Croacia con el gol de Petkovic, y lo demás fue historia porque apenas quedaba tiempo. El idilio croata con las prórrogas y los penaltis es digno de estudio, y parece indestructible.
Aunque lo más interesante pasó al final, los 90 minutos reglamentarios fueron entretenidos. Pesó en ambas selecciones el miedo a cometer un error irrecuperable, pero nadie se guardó nada. Brasil llevó el control durante buena parte del primer periodo, tuvo ocasiones, pero se encontró a un Livakovic excepcional, que parecía estar calentando para lo que le esperaba.
En la segunda mitad, Croacia se encerró más de lo esperado en su área, y Brasil generó, pero no definió. Bien replegados, los croatas tenían un plan entre manos, el que todo el mundo conoce pero nadie es capaz de neutralizar. Esperaban su momento, la prórroga, para aprovecharse del cansacio físico y la frustración mental de Brasil por no poder ver puerta, y les salió bien, aunque sufrieron más que nunca para lograrlo.
Ya en territorio croata, el del tiempo suplementario, Neymar apareció para animar la fiesta. Igualó a Pelé como máximo goleador de la selección brasileña, y lo hizo gracias a un gol de los que hacen afición. Tiró dos paredes, con Rodrygo y Pedro, se fue del guardameta Livakovic, y definió sin problemas. Entonces, Tite modificó el sistema para amarrar el resultado sin saber que estaba condenando a su equipo. En una contra aislada, a tres minutos del final, Petkovic aparecía para batir a Alisson y metía el miedo en el cuerpo a la ‘Canarinha’, que llegó mentalmente derrotada a los penaltis.
Modric ganó el sorteo y eligió que Croacia lanzase primero. Fue buena decisión. Croacia no falló un solo penalti, de hecho, los ejecutaron a la perfección. En cambio, en Brasil fue Rodrygo quien asumió la responsabilidad de lanzar el primero, pero Livakovic se lo detuvo. Volvió el experto, volvió el mejor portero del Mundial, y le dio la ventaja a los suyos. En el cuarto lanzamiento, fue el turno de Marquinhos, que si fallaba dejaba a Brasil ya fuera. Y falló. Estrelló su disparo en el palo, y alegró la vida a los 4 millones de croatas que pedían al cielo otra oportunidad para acariciar la Copa del Mundo.
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