Era el minuto 82 del partido entre Atlético San Luis y Querétaro correspondiente a la jornada 14 del Apertura mexicano. El árbitro central, Oscar Mejía, anula un gol al cuadro potosino por fuera de lugar; Gallos está muy cerca de llevarse los tres puntos gracias a los tantos de Jair Pereira y Luis Romo. El llamado Clásico de la 57 parece, será queretano.
El partido no prosiguió, los aficionados detrás del arco defendido por el arquero sanluisino, Carlos Felipe Rodríguez, se han liado a golpes. Armados con botellas, pedazos de concreto, toldos, cinturones y monedas, potosinos y queretanos han convertido las postrimerías en una batalla campal. Con base en el protocolo de protección civil, los espectadores entran al terreno de juego, aún con futbolistas y cuerpo arbitral en la cancha.
“Me escondí en el baño de mujeres; hubo un momento en el que estaba muerta de miedo junto con otras dos personas que yo no conocía a un lado de la taza del baño”, asegura una aficionada queretana, quien, por motivos de seguridad será llamada Alejandra.
“No sabíamos qué hacer. Sólo escuchaba el sonido de los vidrios, cómo caían objetos al piso. Algunos adolescentes entraron al sanitario femenino y gritaban ‘a eso vinimos, a partirnos la madre’. Sacaron la tapa del depósito del excusado, la tiraron en el piso y se la llevaron”, comparte para QRONISTAS, la aficionada queretana.
Desde hace varios años, Alejandra ha sido viajera habitual en los partidos de Gallos en condición de visitante. En su testimonio, la fanática asegura que las condiciones de seguridad nunca fueron las pertinentes. “En los pasillos había gente, en las escaleras había gente. Yo creo que eran como unos 20 policías los que dividían a la afición de San Luis de la de Gallos; no había vallas metálicas ni ninguna otra separación.
Poco antes de que terminara la primera mitad, los aficionados potosinos que estaban a la izquierda de los fanáticos queretanos se hicieron de palabras con éstos. En muchos videos se ve cuando la afición de Gallos agrede a los espectadores locales. Yo estuve en la riñas de Jasso contra Cruz Azul Hidalgo, en la del estadio Jalisco contra Atlas y nunca presencié algo como lo del domingo; ¡temí por mi vida!”, dice.
Consultado por QRONISTAS, Christian García Mendoza, jefe de información de EL UNIVERSAL SAN LUIS POTOSÍ y quien, además, estuvo presente en el estadio Alfonso Lastras, en el partido del pasado domingo, señala que en ningún momento, el número de policías fue el adecuado para contener alguna contingencia.
“Los cuerpos de seguridad privada que dividían a ambas aficiones, éstos de chaleco amarillo, se fueron recorriendo hacia arriba tratando de salvarse porque se vieron rebasados. Incluso, hay versiones que aseguran que estos elementos permitieron que ‘La Guerrilla’, barra brava del Atlético San Luis, que se encontraba en la cabecera del otro lado, llegara hasta donde se llevó a cabo la trifulca”.
El comunicador asegura a este medio que al inicio del encuentro, algunos aficionados de la Guerrilla la porra de San Luis arrojan vasos de cerveza y cohetones a Gil Alcalá, portero de Gallos. El cancerbero lo señaló al árbitro y el incidente quedó asentado en la cédula.
De igual forma, Christian García afirma que la zona que asignaron para la porra visitante estaba al lado de aficionados locales que no pertenecen a ningún grupo de animación local.
“Cuando al Atlético de San Luis le anulan un gol, unos diez minutos antes del final, todo estalla. Previo a ello, el sonido local solicitó que la afición dejara de arrojar objetos al terreno de juego. Ahí cerca había un punto de venta de cerveza, y empiezan los botellazos. Toldos, palos y demás.
Según las autoridades, todo empezó cuando aficionados queretanos, arrojan una butaca. Hay puntos de venta de cerveza a la mitad de las tribunas. La gente llegó a estos puntos de venta y usaron las botellas vacías como armas. Varios especialistas coinciden en que la seguridad se vio rebasada; los 900 elementos que, se señaló se dispusieron para este evento, fueron insuficientes”.
Además, QRONISTAS pudo tener la versión de un reportero gráfico, quien ha preferido mantener el anonimato. De acuerdo con el colega fotógrafo, al arribar a la cancha, la parcialidad local les aventó monedas, incluso antes del inicio del partido. Ya en el transcurso del encuentro, lanzaron bombas de humo, sonaron cohetones y, en el cobro de un tiro de esquina a favor de Gallos, arrojaron labiales, encendedores, cigarrillos electrónicos y monedas.
“A diferencia de otros estadios, en el Alfonso Lastras, no hubo policías con escudos para proteger al jugador que ejecuta los córners y las tribunas están muy cerca de la cancha. Yo vi al jugador de Gallos Alonso Escoboza muy contrariado en un saque desde la esquina; el propio árbitro no supo qué hacer. De hecho, noté que estaba desconcertado porque le dijo ‘ya mejor cóbralo, hazlo rápido’.
Cuando la gente empieza a bajar, nosotros nos movemos, recogemos nuestras cosas, escuchamos botellazos y nos metimos a la cancha. Entonces veo a un chico que llega y empuja a Luis Romo. Yo intento tomar una foto y una chica que iba con él me empieza a gritar y a decirme que este personaje no hizo nada.
A mí me impactó ver cómo unos cinco o seis aficionados queretanos agredieron a un potosino que se cayó en la tribuna. Luego, la porra queretana se replegó y creí que había terminado pero no, después de unos minutos la gresca siguió. Nosotros nos retiramos a las 21:30”, comparte nuestra fuente.
Pero no todos corrieron con la misma suerte. Alejandra, nuestra entrevistada, afirma que salir del estadio Alfonso Lastras fue un martirio.
“Me sacaron por un agujero que había en la pared del baño. No había manera de salir. El acceso para el estacionamiento estaba obstruido porque justo ahí, se presentó la campal. Algunos policías pusieron las vallas metálicas a manera de escalera. Literal, terminé colgada del hoyo éste -como tipo ventana- colgada y con la punta del pie, alcancé la valla; perdí el equilibrio y caí. No fue nada grave, pero en ese momento me dijeron pégate a la pared porque seguían lloviendo cosas del estadio. Insisto… temí por mi vida”.
Alejandra estaba desconcertada, sola, y lastimada. Asegura que llegó un conocido quien la protegió mientras seguía la campal al interior del estadio.
“Entré en pánico. No tenía en dónde resguardarme. Después de unos minutos llegaron mis amigos y literal, corrimos hacia la camioneta en la que íbamos. Se subió gente que ni conocíamos, los arropamos. Había un niño que estaba perdido y también lo subieron al automóvil.
¡Fue horrible! Estar en el acceso al estadio, era una caravana de gente sangrando y los policías, eran unos diez, sólo viendo. Cuando íbamos a la camioneta nos empezaron a apedrear; yo iba en posición fetal. El parabrisas y el vidrio del lado del conductor quedaron deshechos. Una piedra alcanzó a golpear a una de las personas que me acompañaban y los vidrios saltaron en otra chica que iba con nosotros.
No justifico la actitud de la gente de Querétaro. Casi todos los medios aseguran que la afición de Gallos inició con las agresiones, pero fueron ellos (los potosinos) quienes comenzaron la pelea. Me han tocado muchos pleitos pero nunca algo como esto”.
Alejandra alza la voz y afirma que, tanto las autoridades como las directivas deberían tomar cartas en el asunto. “Si se tiene que vetar a gente de un estadio, que se haga. Si por uno debemos pagar todos, no importa. Y si no podemos ir a partidos de visitante, ni modo”.
De igual forma, Christian señala que el potosino de a pie, el que va arengar en buena lid, lamenta lo que pasó. “En las reacciones que pudimos recabar, muchas familias estaban desconcertadas, niños, adultos mayores asustados. Si bien, el aficionado reconoce la rivalidad con Querétaro, está consciente de que existe el riesgo de un veto”, concluye.
El incidente del domingo pasado en el Alfonso Lastras evidenció, a todas luces, la incapacidad por parte de las autoridades a la hora de armar el dispositivo, la negligencia de los elementos de seguridad pública y privada, así como la falta de criterio por parte del cuerpo arbitral para tomar decisiones en contingencias.
El futbol es, muchas veces, reflejo de la sociedad. Ojalá que los directivos tomen las medidas necesarias. En un país donde el Estado de Derecho está ausente cada vez más, la LigaMx tiene una oportunidad magnífica de sentar un precedente.
Texto: Paco Chimal/Qronistas
Fotos: César Gómez/Qronistas
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