En medio de una temporada decepcionante, el París Saint-Germain alivió sus penas y se proclamó campeón de Liga después de empatar 1-1 ante el Lens con un golazo de Lionel Messi con el que se convirtió, junto al Saint-Étienne, en el club más laureado de Francia con diez títulos.

El equipo de Mauricio Pochettino cerró el curso con un trofeo que no maquilla unos tropiezos que probablemente provocarán muchos cambios la próxima temporada. La misma presencia del técnico argentino en el club parisino es una incógnita; igual que la de Kylian Mbappe con su posible marcha al Real Madrid; o la de Leonardo, director deportivo desde 2019 y muy cuestionado.

Tocará rehacer los cimientos y decidir el futuro de otros jugadores no tan importantes como Mbappé, pero sí bastante llamativos y en el alambre porque finalizan contrato en junio. Es el caso de Ángel Di María, Nuno Mendes, Xavi Simons. Otro, como Mauro Icardi, también tiene un futuro incierto.

Pero, mientras en los despachos comiencen a tomar decisiones, el París Sain-Germain vivió un día de alivio para celebrar un título. El Lens, aún con opciones europeos, no pudo evitar el alirón de los hombres de Pochettino, que simplemente necesitaban puntuar para proclamarse campeones de forma matemática.

Lo consiguieron sin alardes pero con efectividad y tras derribar a un equipo que sólo cedió a falta de media hora, a partir de la expulsión por doble amarilla de Kevin Danso. Hasta ese instante, el Lens planteó un partido atrevido de ida y vuelta a un equipo con puñales como Mbappé o Neymar. Ambos salieron de inicio, como Messi, que reapareció tras su ausencia ante el Angers, y Sergio Ramos, que disputó su décimo partido en el París Saint-Germain, el quinto como titular.

Además, Pochettino recuperó a Marco Verratti y a Presnel Kimpembe, ambos baja la pasada jornada por molestias físicas. Y, con toda esa nómina de estrellas, el París Saint-Germain no fue capaz de marcar en la primera parte. Tuvo ocasiones, pero no comenzaron a lucir casi hasta la media hora.

Una tras otra, se fueron al limbo: la primera, de Neymar, se marchó cerca del poste izquierdo de la portería del Lens; la segunda, de Achraf Hakimi, un mano a mano ante Jean-Luis Leca, acabó con la pelota contra el cuerpo del portero; la tercera fue para Messi, que también salvó Leca; y, la cuarta, la protagonizó Mbappé, que no estuvo fino ante el meta del Lens.

Ese argumento no gustó al público del Parque de los Príncipes, que despidió con silbidos a sus jugadores mientras caminaban hacia los vestuarios. Tal vez fue una protesta generalizada a la temporada. Eliminados en octavos de la Liga de Campeones y en octavos de la Copa de Francia y derrotados en la final de la Supercopa, descargaron su descontento con un equipo que tampoco jugó mal.

El inicio del segundo acto fue un calco de la primera media hora del choque. El París Saint-Germain volvió a las andadas y se atascó en su propósito de dar la puntilla a la Liga. Sin embargo, la expulsión de Kevin Danso en el minuto 57, allanó un sendero por el que caminó Messi para dejar de especular con un trofeo necesario.

Y lo hizo a lo grande, con un golazo marca de la casa, como en sus mejores tiempos. El astro argentino se sacó un latigazo impresionante desde 30 metros que reventó la escuadra derecha de la portería del Lens. Sin duda, de lo mejor que ha hecho en el que seguramente ha sido el peor curso de su carrera.

Ese tanto endulzó el título del París Saint-Germain. Pero fue tarde. El mejor Messi apareció cuando todo estaba hecho y cuando sólo había que sellar el curso.

Entre lesiones, bajos estados de forma y un falta de adaptación evidente, se ha dejado una temporada que, por lo menos, ha decorado con un título que para cualquiera tiene gran valor pero insuficiente para el PSG. El tanto postrero de Corentin Jean no valió nada. Simplemente, fue un lunar más en la gris temporada del cuadro parisino.

 

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