Un debutante en la Liga de Campeones como el Sheriff Tiraspol asestó un golpe de realidad al Real Madrid (1-2), imponiendo la ley de un modesto que conquistó el Santiago Bernabéu en un capítulo inolvidable de su historia, sacando a relucir las carencias defensivas madridistas y su falta de pegada, con 31 remates para un único tanto, de penal.

El regreso de la Champions al Santiago Bernabéu, un año y siete meses después, dejó un guion inesperado en el que se esperaba duelo plácido para el equipo blanco.

La cita era histórica para el modesto Sheriff, que soportó con entereza los arranques madridistas, frenó con falta la voluntad de Hazard y, cuando no se esperaban noticias ofensivas suyas, demostró las razones de su fase previa, a los 25 minutos. El centro desde la izquierda, donde regresó Nacho y Ancelotti, tiene el principal foco problemático a solucionar, lo remató a placer Yakhshibóev. Su testarazo, a espaldas de Alaba y sin sentir presión del lateral Miguel, desesperó a Courtois.

El empuje blanco encerró al Sheriff, parapetado en dos líneas muy juntas intentando eliminar espacios. Los encontró Hazard para firmar sus mejores minutos de la temporada, pero sin dar el paso definitivo que se espera de él en los últimos metros. Con Valverde ganando todos los duelos, pero Vinicius perdonando. Los intentos madridistas los desbarató Athanasiadis, que sacó dos a Hazard y un disparo de Casemiro.

La espalda de Vinicius asumió el peso del equipo blanco. Toda la responsabilidad a su capacidad en el uno contra uno. Tan inspirado como desacertado cuando miró a puerta. Así fue derribado con un leve toque por detrás, al recibir una pared de Benzema, sin que el colegiado estimase penalti y, a la segunda, con un regate mágico entre dos rivales, el VAR avisó del error de interpretación al árbitro. Benzema colocó en una escuadra el tanto con el que superaba a la leyenda Raúl.

Más madera para una demarcación señalada, porque entre llegadas fallidas, remates a la nada y un paradón con la cara de Athanasiadis a Modric, a Bruno le anularon el segundo por fuera de juego y, en el minuto 90, Thill firmó el gol de su vida con un latigazo a una escuadra que devuelve al Real Madrid a su reciente realidad europea.

Por su parte, el París Saint-Germain se abonó a la eficacia, a guardar la ropa ante el chaparrón del Manchester City y esperar a que los fogonazos de sus estrellas le dieran la primera victoria europea, por 2-0, que revalida el buen inicio de temporada que está protagonizando.

Un triunfo que da fe al proyecto, aunque sigue sin encontrar un buen juego y estuvo a merced de un voluntarioso pero ineficaz City, que, pese a su dominio, se encontró con un inspirado Donnarumma.

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