La ida de cuartos de final entre el Real Madrid y el Manchester City tuvo de todo, cumpliendo y superando la expectativa de dos de los mejores equipos del mundo. Fue un 3-3 vibrante en el Santiago Bernabéu que dejó todo abierto para la vuelta el miércoles 17 en Inglaterra.

Fueron los de Pep Guardiola los que pisaron fuerte de entrada. A los dos minutos ya se habían puesto 1-0 por un tiro libre de Bernardo Silva, quien sorprendió a todos con un remate al primer palo e incluso al arquero Andriy Lunin, de floja respuesta. Pero lejos estuvo de ser uno de los monólogos del equipo de Pep.

Porque el Real Madrid en su casa pasó el asedio y cuando llegó dos veces anotó dos goles para ponerse 2-1. Primero con un remate de Eduardo Camavinga que fue el desvío y gol en contra de Rúben Dias para el empate. Y, después, una asistencia de Vinicius para un Rodrygo que aceleró y entre todas las piernas pudo festejar su tanto. Y toda la acción en menos de 15 minutos de partido.

Los brasileños fueron una combinación explosiva. Se entendieron bárbaro y ambos tuvieron en sus pies la posibilidad de ampliar el resultado, pero fallaron por poco en la definición. Con esos contraataques letales el Real no pudo estirar aún más la diferencia y lo terminó pagando por la calidad del rival que tenía en frente, nada menos que el último campeón de Champions.

Los Ciudadanos fueron pacientes hasta encontrar los momentos precisos, los encontraron y para hacer dos golazos bárbaros. Primero fue Phil Foden, con su habitual zurda, que la colgó en un ángulo para el 2-2, imposible para cualquier arquero. Cinco minutos después llegó un nombre inesperado para hacer lo propio. Josko Gvardiol, lateral izquierdo, llegó hasta el área rival y metió un derechazo (es zurdo) que se metió en el otro ángulo para el 3-2.

El mismo defensor croata que en el Mundial de Qatar fue víctima de la corrida memorable de Lionel Messi en el tercer gol que dejó a Argentina en la final y rumbo a la tercera estrella. Ahora vivió su momento grande y desatando los festejos de un Guardiola que se acercaba a otro triunfazo en la cancha donde siempre es enemigo.

Pero si de algo sabe el Real Madrid en la Champions es no rendirse y pelear hasta el final. Y así consiguió llegar al 3-3 definitivo, con otra perla para el show de los golazos. Volea cruzada e impecable de Federico Valverde para devolverle la ilusión a los Blancos en el resultado y de cara a una llave que ahora se definirá en Manchester.

Sobre el final del encuentro llegó el único cambio de Pep y el ingreso de Julián Álvarez que tuvo menos de 10 minutos. El DT decidió elegir a Mateo Kovacic como titular y no al argentino para reemplazar a un Kevin De Bruyne que debió ser baja por una intoxicación y vómitos previo al encuentro. Además, le costó horrores reemplazar a Kyle Walker: Manuel Akanji de cuatro la pasó muy mal con Vinicius y Rodrygo.

El Real Madrid de Carlo Ancelotti no tuvo misterios. Ni en su 11 inicial ni en su planteo. Pero así como tuvo puntos altos (Vinicius, Rodrygo o Camavinga), no disfrutó del fútbol de Jude Bellingham, de poca participación. Un concepto que también aplicaría perfectamente para Erling Haaland, quien sigue sin aparecer en las grandes citas.

Además de un gran espectáculo, este 3-3 dejó la serie abierta para el miércoles 17 de abril. Allí, en la casa donde el City se hace más gigante aún se definirá el semifinalista de la Orejona (se cruzará con el ganador del Arsenal o Bayern Munich). Una revancha que promete ser otro partidazo.

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