El Barcelona ha conseguido el título de la Liga en la temporada más improbable para hacerlo: con su portero titular lesionado y dos sustitutos que nunca ofrecieron garantías, un sistema defensivo temerario y una generación de adolescentes encargados de asumir tareas para las que solo Hansi Flick creyó que estaban listos. Estas son las claves de una temporada imposible.

El Barcelona se proclamó campeón de LaLiga española por vez número 28 al imponerse 2-0 al Espanyol en el Estadio Cornellà-El Prat en la Fecha 36, gracias a los tantos de Lamine Yamal y Fermín.

La victoria 2-0 en el derbi catalán sobre Espanyol ha hecho a los blaugrana ya inalcanzables en la cima de la tabla y ha sellado un triplete doméstico que incluyó triunfos en los cuatro clásicos contra los archirrivales merengues: Supercopa de España, Copa del Rey y los dos de la Liga.

Lo hicieron basados en la confianza en una idea de juego arriesgada de defensas adelantadas más cercanas a la temeridad que a la seguridad, como lo demuestra el hecho de que, hasta la jornada de su consagración, el Barcelona había recibido más goles (36) que el tercero y el cuarto de la tabla, Atlético de Madrid (29) y Athletic Club de Bilbao (26), respectivamente.

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