La ceremonia de clausura de los Juegos Olímpicos de París 2024 comenzó este domingo en el Estadio de Francia, con lo que se puso fin a más de dos semanas de competencias deportivas.

 

 

El acto inició con la difusión de imágenes aéreas del río Sena y de algunos momentos importantes de un evento que comenzó el 26 de julio y que acabará este domingo por la noche con el traspaso de la llama a Los Ángeles, la ciudad que albergará la próxima edición en 2028.

Después de un acto musical protagonizado por la cantante francesa Zaho de Sagazan en el Jardín de las Tullerías ubicado en la capital francesa, el multimedallista galo en París 2024, el nadador Léon Marchand, apareció, ataviado en un traje negro, para apagar el pebetero olímpico situado en esta misma plaza.

Enseguida, inició la ceremonia de clausura en el Estadio de Francia, donde el presidente galo Emmanuel Macron y el presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), Thomas Bach, se saludaron cordialmente antes de que empezara a escucharse la Marsellesa.

Acto seguido, comenzó el desfile con los representantes y los atletas de las delegaciones nacionales que participaron en París 2024.

Los abanderados mexicanos fueron el boxeador Marco Verde, quien conquistó una medalla de plata, y Nuria Diosdado, de natación artística.

Sonaba la famosa canción Sous le ciel de Paris, en la íntima voz de la joven francesa Zaho de Sagazan, cuando apareció en el Jardín de las Tullerías el héroe francés de París 2024, el nadador Léon Marchand.

Ganador de cuatro oros individuales en la justa parisina, el atleta de 22 años fue el encargado de apagar el pebetero y de iniciar el fin de estos Juegos que han sido también los suyos.

Hasta aquí había llegado la llama bajo la lluvia el 26 de julio portada por la ex atleta Marie-José Pérec y el judoca Teddy Riner, y de aquí se marchaba hacia el Estadio de Francia, donde le esperaban más de 71 mil espectadores.

 

Fiesta en la pista

Mientras, la pista se llenaba de atletas que venían a celebrar que ya pasó todo, que las interminables horas de entrenamiento, incertidumbres y caídas, al menos, les habían traído hasta aquí. Algunos lucían sus medallas, otros sencillamente sus ganas de festejar que había valido la pena.

Sonaron clásicos franceses, también Freed from desire o We’re the champions y el estadio se convirtió en una alegre discoteca antes de que las medallistas de la maratón femenina, que por primera vez cerraron unos Juegos Olímpicos, recibieran las últimas preseas de París 2024.

 

Viajero dorado

Se oscureció entonces el estadio mientras un personaje dorado se descolgaba por el techo entre una música apocalíptica. La llegada de este personaje venido del futuro, interpretado por el breakdancer francés Arhur Cadre, iniciaba un viaje distópico a una era en la que los Juegos Olímpicos habían desaparecido.

Empeñado en recuperarlos, como ya hiciera Pierre de Coubertin a finales del siglo XIX, este misterioso ser del futuro acabó consiguiendo su misión cuando junto a los 270 bailarines que participaron de la ceremonia consiguieron de nuevo levantar, como un gran trabajo colectivo, los aros olímpicos sobre el gigante escenario de 2 mil 400 metros cuadrados.

 

De “quejones” a “fans apasionados”

Tras proyectar las imágenes de los héroes de estos Juegos Olímpicos, el estadio se convirtió entonces en un glamouroso club parisino mientras la banda francesa Phoenix ofrecía un concierto junto a varios artistas locales.

«De un día a otro, París se convirtió en una fiesta», se felicitó después el presidente del comité organizador, Tony Estanguet, quien bromeó constatando que los Juegos Olímpicos convirtieron «a un pueblo de quejicas irreductibles en fans apasionados».

También celebró el éxito de una edición «sensacional» el presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), Thomas Bach, antes de que la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, le pasara la bandera olímpica a su homóloga de Los Ángeles, Karen Bass.

Junto a ella estaba la estrella de la gimnasta Simone Biles, que se quedaría la bandera mientras desde el cielo venían a buscarla.

 

En las alturas

Una luz iluminó entonces una figura en el techo del Estadio de Francia y desde ahí se descolgó Tom Cruise como en una de sus películas de «Misión Imposible».

Aclamado por los fans, el actor estadunidense llegó hasta el escenario y recibió la bandera de manos de Biles antes de marcharse en moto a iniciar un viaje que acabaría conectando con Los Ángeles, donde los Red Hot Chili Peppers, Billie Elish y Snoop Dogg -estrella viral en París 2024- daban un concierto en la playa.

De la noche parisina de unos Juegos que se acaban al sol ardiente de California y una olimpiada que amanece.

 

Cierre

Sólo quedaba la entrada triunfal de Marchand en el Estadio de Francia para apagar la llama y que Bach cerrara oficialmente estos Juegos que mostraron un París más amable, que quiso abrirse a la gente y sacó por primera vez de un estadio la ceremonia de apertura y llevó sus polémicas pruebas de aguas abiertas -no para gusto de todos- al río Sena.

El público respondió y 9.5 millones de espectadores acudieron a ver las competiciones, superando el récord de 8.3 millones de Atlanta 1996.

París puso su exuberancia al servicio de sus terceros Juegos Olímpicos, y funcionó. Dentro de cuatro años esperan Los Ángeles y sus estrellas.

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