Llegó la cuarta. La escuadra española superó ampliamente a los ingleses desde el primer minuto del encuentro, que inició respondiendo a una necesidad táctica por analizar al rival y evitar goles tempraneros en ambas porterías, pero fue en el segundo tiempo donde el poderío ofensivo de los españoles hizo mella en la zaga inglesa, que parecía impenetrable durante el primer lapso.

Inglaterra no pudo sellar una historia de victoria y regresar a tocar un trofeo continental después de 58 años del último, la copa del mundo de 1966, al encontrarse con una España en estado de gracia, que logró ganar todos los partidos del torneo, construyendo una marca perfecta para convertirse en el máximo ganador de la competición, superando a Alemania con quien estaba empatado a tres títulos.

«No se puede estar más feliz. Ver a la afición, ver a los jugadores, no se puede estar más feliz. Hoy ha sido un día maravilloso, donde se ha coronado un auténtico equipo como campeón de Europa, con merecimiento», expresó el estratega español tras el pitazo final que consagraba a sus dirigidos como nuevos reyes de Europa.

Una vez más, la selección de los leones se queda corta. El planteamiento de Gareth Southgate, entrenador inglés, tuvo frutos en el camino a la final europea, pero no dejó buen sabor de boca al mundo fútbol, que viendo a algunas de las estrellas en el elenco inglés pedían más agresividad, contundencia y espectáculo al exjugador convertido en director técnico nacional.

Pudo contra Serbia, Eslovaquia, Suiza y Países Bajos, pero los ingleses no fueron capaces de doblegar a una España que materializa los sueños de campeonato, tras un rendimiento superlativo en todas las rondas del torneo, marcado por su distintivo estilo que favorece la posesión y el buen juego de pies. La ‘furia roja’ se consagra como el mejor equipo europeo en la actualidad con un título más dentro de sus vitrinas.

Días antes del arranque de la Eurocopa en territorio alemán, la convocatoria de Luis de la Fuente era cuestionada por medios y aficionados, argumentando la falta de estrellas en el equipo, cuestionando la confianza del seleccionador en Lamine Yamal, de solo 16 años al inicio del torneo, y vaticinando un torneo mediocre y sin luz por parte de la Roja, que no estaba acostumbrada a ser protagonista de las competiciones continentales antes del 2008.

Pero el torneo arrancó y, ante las dudas previas, el combinado español salió al ruedo europeo. Victoria tras victoria, España demostró el mejor desarrollo futbolístico en todo el torneo, cimentando su estilo en una combinación entre la tranquilidad de su medio campo, con Fabián Ruiz y Rodri como piezas angulares del dibujo táctico, y la precocidad de sus bandas, dominadas por el disruptivo extremo del Athletic de Bilbao, Nico Williams, y la revelación del torneo, Lamine Yamal.

Con 17 años, recién cumplidos al momento de levantar el título, Yamal se convierte en el futbolista más joven en levantar una Eurocopa, pero el nacido en Barcelona no es el nuevo dueño de dicha marca histórica de pura casualidad.

El extremo del FC Barcelona ha sido parte esencial para el funcionamiento de la ‘furia roja’, igualando la marca de más asistencias otorgadas en un mismo torneo europeo, con cuatro, además de ser protagonista en salvajes galopadas que, partido a partido, representaron un constante peligro para los adversarios.

Llevando el 304 a donde va, con su icónica celebración de gol que hace homenaje a los últimos dígitos del código postal de Mataró, barrio popular con prominencia inmigrante barcelonés donde se crio y dio sus primeras patadas a un balón, Yamal es la cara de la nueva generación futbolística española, que busca romper con esquemas impuestos y generar cohesión nacional a través del deporte.

«Los mensajes positivos llevan a cosas positivas, y hemos visto cómo España creía en nosotros y bueno, espero que estén orgullosos de este equipo, de todo lo que viene en el futuro, porque lo han visto», expresó Álvaro Morata, ariete y capitán español, tras levantar la copa.

Fue el mismo Yamal, eléctrico como siempre, pero extrañamente errado en el último cuarto de campo, quien comandó una descolgada veloz por el carril derecho, que resultó en una diagonal incisiva que aterrizó en los botines de Nico Williams, que de primera intención cruzó un balón imposible para el guardameta inglés, formalizando el 1-0 apenas en los primeros minutos de la segunda parte.

España tuvo un héroe inesperado en Mikel Oyarzabal, que a falta de 4 minutos encontró un centro raso en el área rival para encontrar el fondo de la red inglesa, que fue el último clavo en el ataúd que consumó la derrota inglesa en su segunda final europea consecutiva.

Inglaterra llegaba a la Eurocopa con un plantel de ensueño. Comandados por el nuevo prodigio inglés, Jude Bellingham, los inventores del fútbol rodearon a su estrella por nombres de cartelera élite como Phil Foden, Bukayo Saka, Declan Rice, y su capitán y máximo goleador histórico, Harry Kane.

Sin embargo, el estilo ultradefensivo de Southgate fue un lastre para la conjunción del talento individual dentro de las filas inglesas. Sin mucho brillo y con goles de último minuto, la escuadra inglesa se había conseguido colar en las etapas eliminatorias de la Eurocopa, en donde sorteó a Eslovaquia y Suiza con destellos de sus figuras, pero con un pobre desempeño colectivo.

Quizás, fue hasta el primer tiempo de esta final en donde se vio la mejor versión de Inglaterra, con líneas ordenadas, la zaga de Stones y Guehi bien plantados, complicando el pivoteo de Morata, y los recorridos ofensivos de sus laterales, que fueron las principales armas inglesas para dañar a los españoles.

La fórmula parecía funcionar en el primer tiempo, con un Phil Foden activado, que protagonizó el único remate al arco de los primeros 45 minutos. Sin embargo, el gol de Williams desactivó el buen funcionamiento inglés, con un planteamiento tradicional de Southgate, que privilegia el contragolpismo al juego de posesión.

Aunque los ‘Three Lions’ reaccionaron de la mano de Cole Palmer, que estrelló un gélido zurdazo imposible para el cancerbero español, un cubetazo de agua helada idéntico le cayó a los ingleses tras el gol de Oyarzabal en el minuto 86, que consumó la tendencia irreversible del encuentro.

España se consolida como el máximo campeón europeo, con una nueva generación que pinta para ser protagonista en la próxima década, mientras que Inglaterra fracasa, nuevamente, en un escenario internacional, con miras en reencontrar un estilo que le signifique un camino de regreso a la gloria.

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