Los Brooklyn Nets de Kevin Durant y Kyrie Irving, diseñados con el único objetivo de pelear por el anillo, fueron incapaces de ganar un solo partido en los playoffs de la NBA, en un duro epílogo a una temporada turbulenta dentro y fuera de la cancha.

Lesiones, traspasos fallidos, una cuestionable confección y dirección de la plantilla y la negativa de Kyrie Irving a vacunarse contra el coronavirus acabaron empujando a los Nets hasta la humillante barrida 4-0 que le aplicaron los Boston Celtics el lunes en la primera ronda.

La eliminatoria no solo evidenció las diferencias entre un equipo de juego coral, los Celtics, y otro con una dependencia extrema de sus superestrellas. También pudo ser escenario de la entrega del testigo de Durant a su probable heredero, Jayson Tatum, 10 años menor y gran dominador de la serie.

Irving, por su parte, solo estuvo a la altura en el primer juego y acabó minimizado ante la franquicia a la que abandonó en 2019 después de haber asegurado que renovaría.

El técnico Steve Nash, cuestionado desde hace días ante la inminencia del fracaso, no encontró más respuestas en una plantilla concebida como mero acompañamiento del ‘Big 3’ que formaban a inicio de temporada Durant, Irving y James Harden.

El trío había demostrado en los pasados playoffs que, a pleno funcionamiento, era prácticamente imparable. Pese a las lesiones de Irving y Harden, los Nets solo claudicaron en los últimos segundos del séptimo juego ante los después campeones Milwaukee Bucks.

Después de meses de descanso y trabajo conjunto, los Nets se disponían al asalto definitivo al título esta temporada, pero los problemas tardaron poco en aparecer.

«Cada día algo difícil»

Durant, según medios estadounidenses, se llevó una ingrata sorpresa en la pretemporada al observar el mal estado físico de Harden, quien fue la última de las estrellas en llegar a Brooklyn.

El núcleo duro lo han formado siempre Durant e Irving desde que en 2019, en una operación que conmocionó a la NBA, acordaron salir de los Golden State Warriors y los Boston Celtics para reunirse en Brooklyn, una franquicia modesta que les entregó plenos poderes.

El primer gran sobresalto llegó cuando Irving fue apartado del equipo porque, al no estar vacunado contra el covid-19, incumplía la normativa de Nueva York para jugar como local.

La credibilidad de la dirección de la franquicia quedó en entredicho cuando en diciembre dio marcha atrás y reincorporó a Irving alegando las bajas que tenían por lesiones y contagios de covid-19.

En enero Durant cayó lesionado y el equipo se fue despeñando hasta quedar fuera de las plazas de acceso directo a playoffs.

Ante este panorama, Harden, que podía ser agente libre a final de campaña, maniobró para salir de los Nets con destino a los Philadelphia 76ers.

El ‘Big 3’ se deshizo en febrero tras disputar apenas 16 partidos juntos, con 13 victorias, sembrando la duda de hasta donde hubiera podido llegar una de las mayores concentraciones de talento que ha visto la NBA.

A cambio de Harden, los Nets recibieron a Ben Simmons, quien estaba en rebeldía en los Sixers exigiendo ser traspasado.

El base australiano, uno de los mejores jugadores defensivos, terminó sin jugar un solo minuto esta temporada porque, una vez en Brooklyn, ha seguido de baja por problemas de salud mental y dolores de espalda.

«Cada día había algo diferente, algo difícil», dijo el lunes el veterano Goran Dragic como resumen de la campaña.

Aunque un cambio de normativo permitió a Irving jugar también como local, los Nets tuvieron que ganarse un puesto en playoffs en el repechaje y ante los Celtics fueron sobrepasados del primer al último partido.

Futuro incierto

Tres años después del encuentro de Durant e Irving, la NBA se pregunta si aún están a tiempo de reconducir el proyecto.

Steve Nash, una leyenda como exjugador pero sin ninguna experiencia previa como técnico, está en el ojo del huracán por la falta de resultados y la pobreza táctica del equipo.

«Steve ha tenido que lidiar con demasiadas cosas para un debutante como entrenador jefe: fichajes, lesiones, covid… Ha sido mucho», le defendió Durant.

Tanto el alero, de 33 años y un largo historial de problemas físicos, como Irving, de 30, hicieron autocrítica y expresaron su lealtad a la franquicia.

«Sentí que estaba defraudando al equipo en el momento en el que no podía jugar», reconoció Irving. «Ahora miramos al futuro como equipo y estoy emocionado con lo que podemos conseguir en los próximos años».

Los Nets esperan que la incorporación de Simmons reimpulse al equipo la próxima temporada pero este fiasco, unido al de los Lakers de LeBron James, Anthony Davis y Russell Westbrook, que ni siquiera clasificaron al repechaje, ha dejado herida de muerte la era de los ‘superequipos’ en la NBA.

 

 

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