Diego Maradona está de fiesta; el Diez cumple este 30 de octubre, 59 años de vida. Haga lo que haga, vaya donde vaya,  Diego acapara la atención de todo el medio transandino, que sigue ensalzándolo como uno de los máximos ídolos de su historia.

La noche del martes el entrenador de Gimnasia y Esgrima de La Plata, visitó con su equipo a Newell’s, por la fecha 11 del campeonato argentina. En Rosario lo recibieron de una manera muy especial.

Mardona estuvo enfundado en la camiseta rojinegra en la temporada 1993-1994, pero a pesar de su corta estadía, su figura es indeleble. Los aficionados de Newell’s lo ovacionaron en todo momento y el club le preparó un particular asiento para dirigir el encuentro. Y es que Maradona estuvo, literalmente, sentado en un trono viendo el valioso y contundente triunfo de su elenco (0-4), que le permite seguir soñando con la permanencia.

La emoción de Maradona fue evidente. Y es que no fue solo el trono, hubo regalos, discursos y la presencia de varios de los excompañeros del astro argentino en su paso por el club.

“Esto es maravilloso. No puedo creer tanto amor. Jamás me lo imaginé”, dijo el exentrenador de la selección argentina, casi sin poder contener el llanto. “Algún día nos vamos a encontrar en una cancha. No hablo por hablar. Los llevo en el corazón”, sentenció, cerrando con mucha emotividad la última excentricidad que le tocó vivir en Argentina. Aunque seguro no será la última.

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